Descripción
El inspector Unai López de Ayala, más conocido como Kraken, vuelve a la acción.
Tras resolver los casos de la Trilogía de la Ciudad Blanca, el joven policía se alejó de los escenarios de los crímenes para dedicarse a la formación, una labor mucho más tranquila y rutinaria que no le iba a durar mucho. Una misteriosa llamada, firmada por un tal Calibán, comunicándole un ultimátum con su madre como rehén lo devuelve a las calles.
La novela nos presenta a un Unai muy reflexivo, más maduro y angustiado por la situación que le toca vivir. Es comprensible, pues creía que su madre había muerto cuando él tenía seis años. Un lamento de fondo, escuchado en la llamada del secuestrador, «¡Unai, hijo!», despierta todas sus alarmas interiores y reaparecen muchas preguntas que quedaron atrapadas en el silencio familiar.
«Siempre pensé que cada familia tenía un tabú, una línea roja, un nombre maldito que después de pronunciar tenía el poder de conseguir que todos los miembros callasen y miraran incómodos hacia la pared», Unai López de Ayala.
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