Descripción
La genial creación de Tirso de Molina que alumbra la figura mítica de Don Juan
Pocos personajes del teatro universal han conseguido la popularidad de Don Juan, que, convertido en un mito universal, encarna muy diversas pasiones humanas y suscita problemas ideológicos de toda índole. Si en el folclore europeo se documentan tradiciones del convidado de ultratumba y tampoco faltan precedentes literarios del tipo del burlador de mujeres, es innegable que la figura concreta capaz de engendrar una larguísima descendencia en muchas literaturas y géneros es El burlador de Sevilla, que Tirso de Molina alumbró en una creación genial. Se ha convertido ya en tópica hablar de las imperfecciones de la comedia y de su ruda improvisación.
En la edición de Ignacio Arellano, profesor de la Universidad de Navarra, el lector podrá encontrar un texto depurado en el minucioso cortejo de fuentes, un análisis de los complejos problemas de génesis y autoría, el resumen de las principales líneas interpretativas y, en fin, una demostración crítica de la espléndida eficacia escénica y poética de la obra.

Tirso de Molina fue el seudónimo de Gabriel Téllez, un fraile mercedario, dramaturgo y poeta español del Siglo de Oro. Nació hacia 1579 en Madrid y falleció en 1648 en Almazán (Soria). Es ampliamente reconocido por su talento en el teatro barroco, especialmente por su agudo retrato psicológico de los personajes y su habilidad para entrelazar temas religiosos y profanos.
Entre sus obras más destacadas se encuentra «El burlador de Sevilla y convidado de piedra», en la que introduce por primera vez al personaje de Don Juan, uno de los mitos más influyentes de la literatura universal. A lo largo de su carrera escribió más de 400 comedias, muchas de ellas con un estilo dinámico, moralizante y con un fuerte contenido crítico hacia la sociedad de su tiempo.
Fue también autor de obras religiosas y prosas devotas, y su legado forma parte esencial de la literatura española.







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