Descripción
El Arte de la prudencia resume en trescientas frases una buena parte de la sabiduría práctica que permite triunfar en un mundo cada vez más competitivo y hostil. Su brevedad y su modernísima organización en fragmentos independientes no sólo favorecen una lectura casi permanente (si así se desea), la que resulta de frecuentar los pasajes preferidos o la que busca una respuesta rápida para una cuestión que no admite más retrasos, sino que convierten al libro en la lectura óptima para cualquier momento o lugar. El Arte de la prudencia quiere abarcar, con sólo trescientos aforismos comentados, las instrucciones, normas y explicaciones de la conducta humana. Es una suerte de universo en papel. La obra aspira a proporcionar una cuidadosa guía de los resultados de los actos propios y de los ajenos. De forma abreviada, de manera muy sugerente, con la participación del lector, el Arte de la prudencia enseña que no existe un solo camino para la prudencia o para el éxito. Sus textos, leídos de la manera que el lector prefiera (tal y como aparecen, en orden inverso, al azar, etc.), constituyen un consejero inagotable, siempre el mismo y siempre distinto ya que el lector es quien decide el camino que se debe llevar.
Este libro que Baltasar Gracián (1601-1658) publicó hace más de trescientos años goza de plena vigencia, por su enfoque práctico y por su atención a lo concreto. No es extraño que haya encontrado una excepcional acogida entre los lectores contemporáneos, como lo demuestra el éxito de sus numerosas ediciones en diversos países.
Baltasar Gracián Nació el 8 de enero de 1601 en Belmonte de Calatayud (Zaragoza). Con 18 años ingresa en la Compañia de Jesús, ordenandose presbítero en 1627. Luchó en contra de los franceses en la guerra de Cataluña y en los sitios de Lérida y Tarragona. En 1643 fue profesor de Sagrada Escritura en Zaragoza y Rector del Colegio de jesuitas de Tarragona. En 1651 publica la primera parte del ‘Criticón’, y seis años más tarde, aparece la tercera parte. Fue destituido de su cátedra y desterrado a Graus. Tuvo que utilizar varios seudónimos para poder realizar su labor literaria dentro de la orden. Falleció el 6 de diciembre de 1658 en Tarazona.
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