Descripción
Platero y yo es una obra del escritor español Juan Ramón Jiménez publicada en 1914, que recrea poéticamente la vida del asno Platero, su inseparable amigo de niñez y juventud. Es muy célebre el primer párrafo:
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal.
Dolores Josa Fernández es filóloga, escritora y profesora universitaria española, especialista en Literatura castellana del Renacimiento y del Barroco. En concreto, en la mística de San Juan de la Cruz, en teatro clásico, y en la relación entre el lenguaje poético y el musical de los siglos XVI y XVII. Autora de La medida del mundo. Palabra y principio femeninos (Athenaica Ediciones, 2022), libro en el que se adentra en el origen bíblico de lo femenino mediante una exégesis que busca la experiencia prefilosófica, poética y fundadora.
Doctora en Filología Hispánica, es profesora en la Facultad de Filología y Comunicación de la Universidad de Barcelona. Su investigación sobre las fuentes hebreas en la mística de San Juan de la Cruz es su principal línea de trabajo, cuyos primeros resultados ha recogido en San Juan de la Cruz, «Cántico espiritual». Nueva edición a la luz de la mística hebrea (Lumen, 2021). En cuanto a sus investigaciones interdisciplinares, ha fijado, junto a Mariano Lambea (CSIC), una metodología interdisciplinaria para el estudio y la edición del repertorio lírico de los Siglos de Oro que le ha permitido ser la responsable de la edición crítica y del estudio interdisciplinario del Libro de Tonos Humanos (6 vols.), del Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa (3 vols.), del Manojuelo Poético-Musical de Nueva York, y de Todo es amor. Cancionero Poético-Musical de Barcelona, así como crear y dirigir la base de datos Digital Música Poética, dedicada a analizar todas las canciones y bailes del Teatro Clásico peninsular, y coordinar el Grupo de Investigación consolidado Aula Música Poética. También es autora de varios trabajos sobre poesía, música y teatro publicados en diferentes revistas y obras misceláneas, y, asimismo, es la responsable de la edición de otros cancioneros inéditos en los que trabaja actualmente. Miembro de prestigiosas asociaciones de hispanistas, ha expuesto su metodología a diversos congresos y jornadas nacionales e internacionales. Es secretaria de la colección bibliográfica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) «Cancioneros Musicales de Poetas del Siglo de Oro» y de Música Poética, la colección discográfica de música antigua del CSIC, que ha sido galardonada con diferentes premios y reconocimientos internacionales. A su vez, es la directora del portal temático «Literatura y Música» de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
En el ámbito social, Lola Josa ha sido la promotora de un proyecto que nace en 2008, llamado ‘Proyecto Studia’. Se trata de una iniciativa que ayuda a universitarios con enfermedades de larga duración a proseguir sus estudios y formación académica. Este programa surge como fruto de un convenio entre la Universidad de Barcelona y el Hospital Clínico, destinado generalmente a alumnos de la UB, aunque acoge a estudiantes de otras universidades de Cataluña, del resto de España y Europa. Es codirectora del proyecto, junto con Francesc Casas, oncólogo del Hospital Clínico.
Juan Ramón Jiménez Mantecón (Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881-San Juan de Puerto Rico, 29 de mayo de 1958) fue un poeta español. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1956 por el conjunto de su obra, entre la que destaca la obra lírica en prosa Platero y yo.
Juan Ramón Jiménez nació el 23 de diciembre de 1881 en la casa número dos de la calle de la Ribera de la localidad onubense de Moguer. Era hijo de Víctor Jiménez (natural de Nestares, La Rioja, viudo con una hija llamada Ignacia de un primer matrimonio con Emilia Velarde, pariente del escritor José Velarde) y Purificación Mantecón López-Parejo, quienes se dedicaban con éxito al comercio de vinos. En 1887 sus padres se trasladan a una antigua casa de la calle Nueva y cursa primaria y elemental en el colegio de Primera y Segunda Enseñanza de San José.
En 1891 aprueba con calificaciones de sobresaliente el examen de Primera Enseñanza en el Instituto «La Rábida» de Huelva. Se traslada a Sevilla, en 1896, para ser pintor, creyendo que esa es su vocación. Allí frecuenta la biblioteca del Ateneo sevillano. Escribe sus primeros trabajos en prosa y verso. Empieza a colaborar en periódicos y revistas de Sevilla y Huelva. Comenzó la carrera de Derecho impuesta por su padre en la Universidad de Sevilla, aunque la abandona en 1899. En 1899 estudia Bachillerato en el colegio de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa María, y obtiene el título de Bachiller en Artes.
En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de textos, Ninfeas y Almas de violeta. La muerte de su padre en este mismo año y la ruina familiar, confirmada cuando él y su familia perdieron todo su patrimonio embargado al fallar el Tribunal Supremo a favor del Banco de Bilbao, le causaron una honda preocupación, vivida intensamente a causa de su carácter hiperestésico, algo neurótico y nefelibata (con este adjetivo lo definió Rubén Darío), y en 1901 será ingresado con depresión en un sanatorio en Burdeos, regresando a Madrid, posteriormente, al Sanatorio del Rosario.
Su primer amor fue la idealizada Blanca Hernández Pinzón, la «novia blanca» de sus versos, pero pronto el poeta se convertirá en todo un donjuán; los 104 poemas de sus Libros de amor (1911-1912) consignan aventuras con mujeres solteras, casadas, con una norteamericana madre de una hija, con la esposa del psiquiatra que atendió su depresión tras la muerte de su padre «y sí, hasta monjas», como proclama su editor en 2007, José Antonio Expósito.
En 1902 intervino en la fundación de la revista literaria Helios. También abandonó el Sanatorio del Rosario y se trasladó al domicilio particular del doctor Luis Simarro. En 1903 publicó Arias tristes y al año siguiente publicó Jardines lejanos.
En 1905 regresa a su pueblo natal a causa de los problemas económicos por los que atravesaba su familia, residiendo en la casa de la calle Aceña. Este periodo coincide con la etapa de mayor producción literaria, donde figuran, en la Segunda Antología Poética (terminada de imprimir en 1922), los libros en verso: Pastorales (1903-1905); Olvidanzas (1906-1907); Baladas de primavera (1907); Elegías (1907-1908); La soledad sonora (1908); Poemas májicos y dolientes (1909); Arte menor (1909); Poemas agrestes (1910-1911); Laberinto (1910-1911); Melancolía (1910-1911); Poemas impersonales (1911); Libros de amor (1911-1912); Domingos (Apartamiento: 1) (1911-1912); El corazón en la mano (Apartamiento: 2) (1911-1912); Bonanza (Apartamiento: y 3) (1911-1912); La frente pensativa (1911-1912); Pureza (1912); El silencio de oro (1911-1913) e Idilios (1912-1913), todos escritos durante su estancia en la casa.
En Madrid, gracias a Gregorio Martínez Sierra y a María Lejárraga, conoce en 1903 a una elegante y culta norteamericana, Luisa Grimm (1878-1960), casada con el rico español Antonio Muriedas Manrique de Lara, quien tenía intereses económicos en México. Juan Ramón Jiménez se enamora de Luisa Grimm, incluso le insinúa la posibilidad del matrimonio, que la estadounidense rechazó, y mantiene una copiosa correspondencia con ella entre 1907 y 1915. Grimm, gran amante de la poesía, le dará a conocer a Jiménez muchos textos líricos escritos en inglés, especialmente de autores del Romanticismo, que entonces eran poco conocidos en España. En 1912, Jiménez empieza a traducir con ayuda del institucionista Alberto Jiménez Fraud el Himno a la belleza intelectual de Shelley, que publicará en 1915.
Matrimonio con Zenobia Camprubí:
Conoce a Zenobia Camprubí Aymar en 1913 y se enamora profundamente, aunque el noviazgo fue difícil. En 1914 es nombrado director de las Ediciones de la Residencia de Estudiantes por su amigo Jiménez Fraud y traduce para esta editorial la Vida de Beethoven de Romain Rolland. Hizo varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos, donde en 1916 se casó con Zenobia Camprubí Aymar. Este hecho y el redescubrimiento del mar será decisivo en su obra, escribiendo Diario de un poeta recién casado. Esta obra marca la frontera entre su etapa sensitiva y la intelectual. Desde este momento crea una poesía pura con una lírica muy intelectual. Asimismo, colabora con su esposa en el largo proceso de traducir veintidós obras del poeta indio Rabindranath Tagore. En esta época, más en concreto en 1916, fue nombrado director literario de nuevas ediciones de la Editorial Calleja y se creó la colección «Obras de Juan Ramón Jiménez» en la que aparecieron Estío (1916), Sonetos espirituales (1917), la edición completa de Platero y yo (1917) y Diario de un poeta recién casado (1917). Además, a su esposa Zenobia Camprubí le encargaron la traducción de quince cuentos; en correspondencia, Juan Ramón dedicó a Rafael Calleja su Diario de un poeta recién casado y Jiménez recibió el encargo de entablar relaciones con editoriales norteamericanas dedicadas también a la literatura infantil y a la pedagogía cuando partió a Nueva York en viaje de novios; después las relaciones se deterioraron al incumplir la editorial diversos compromisos.
En 1918 encabeza movimientos de renovación poética, logrando una gran influencia en la generación del 27. De 1921 a 1927 publicó en revistas parte de su obra en prosa, y de 1925 a 1935 publicó sus Cuadernos, donde se encuentran la mayoría de sus escritos. En 1930 le es presentada en un concierto la escultora y escritora Margarita Gil Roësset, amiga de Zenobia, que queda enamorada del poeta; este la rechaza y tras dos años de intentos desesperados de lograr su amor, se suicida en 1932; el hecho impresionó a Juan Ramón, quien le dedica una semblanza en sus Españoles de tres mundos. A partir de 1931, la esposa del poeta sufrirá los primeros síntomas de un cáncer que acabará con su vida.
Guerra Civil y exilio:
En 1936, año que marca en su obra el paso de la etapa intelectual a la etapa suficiente o verdadera, estalla la guerra civil y apoya decididamente a la República, acogiendo a varios niños huérfanos en una de sus casas. Sin embargo, se siente inseguro en Madrid, pues el diario socialista Claridad emprende una campaña contra los intelectuales, y es Manuel Azaña quien ayuda a salir de la capital al matrimonio por vía diplomática. Se instala en Washington como agregado cultural. En 1937 se traslada a Cuba para dar tres conferencias; en 1938 su sobrino falangista, Juan Ramón Jiménez Bayo, perece en el frente de Teruel, lo que dejó a Juan Ramón absolutamente destrozado. Según Zenobia, «El dolor dejó a Juan Ramón absolutamente estéril por casi año y medio». De él escribió el poeta en su autobiografía Vida:
- Yo sé bien que él tenía, con las ideas que él creía mejores, un ideal limpio, sin más sangre en él que la suya. Y esta sangre generosa lo dejó sin ella exangüe en el sitio de su ideal. Y se sumió en la tierra a mejorarla. Si su muerte, y las otras como la suya, no nos mejoran, ¿de qué sustancia miserable somos?
En 1939 los sublevados saquean el piso del matrimonio en la calle Padilla de Madrid y roban los libros, manuscritos y pertenencias del poeta y de su mujer. Entre 1939 y 1942 se establecen en Miami, Florida, donde compone los Romances de Coral Gables; en 1940 es hospitalizado unos meses en el Hospital universitario de Miami por depresión, de la cual sale con los proyectos de dos ambiciosos poemas: Espacio y Tiempo; solo llegará a concluir el primero, culmen de la lírica española del siglo xx. En 1942 se trasladan a Washington y entre 1944 y 1946 Zenobia y Juan Ramón son contratados para dar clases como profesores en la Universidad de Maryland. En 1946 el poeta permanece hospitalizado otros ocho meses a causa de un nuevo episodio depresivo; en 1947 compran una casa en Riverdale cerca de una clínica y entre agosto y noviembre de 1948 viajan a Argentina y Uruguay por mar, siendo apoteósicamente recibidos; Juan Ramón lee en ambos países varias conferencias. En 1950 la pareja vuelve a Puerto Rico para dar clases en Recinto de Río Piedras, sede de la Universidad de Puerto Rico.
En 1956 la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura. Tres días después, muere su esposa en San Juan. Él jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico mientras que Jaime Benítez, rector del Recinto de Río Piedras, acepta el premio en su nombre. Juan Ramón Jiménez fallece dos años más tarde, en la misma clínica en la que falleció su esposa.
Sus restos fueron trasladados a España y el 5 de junio de 1958 se instaló la capilla ardiente en Moguer (Huelva), donde llegaron desde Puerto Rico, siendo enterrados un día después en el cementerio de su ciudad natal.
Su poesía:
Aunque por edad pertenece al novecentismo o generación del 14, mantuvo estrecha relación con las generaciones anteriores (modernismo, que influyó su primera etapa) y posterior (generación del 27, a la que apoyó al menos en sus primeros trabajos —luego los atacó— y de la que fue uno de los principales modelos, así como referencia para algunos de los autores vanguardistas). Busca conocer la verdad y de esta manera alcanzar la eternidad. La exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de conocimiento, para captar las cosas.
Juan Ramón Jiménez escribe una poesía panteísta, exacta y precisa. Su poesía evoluciona de forma que se distinguen tres épocas. La primera acaba al iniciarse la segunda en 1916. Escribió el Diario de un poeta recién casado, primeramente llamado Diario de un poeta y el mar, en que cuenta su viaje de luna de miel a los Estados Unidos.
Los temas son el amor, la realidad de las cosas… Otro de sus éxitos fue Poemas mágicos y dolientes, extravagante título en el que se destaca la forma personal de escribir de Juan Ramón, que siempre escribía «j» en vez de «g» antes de «e, i.
Su Moguer natal fue un referente en toda su obra, fuente de inspiración y elemento de nostalgia.
Te llevaré Moguer a todos los lugares y a todos los tiempos, serás por mí, pobre pueblo mío, a despecho de los logreros, inmortal.
Te he dicho Platero que el alma de Moguer es el vino, ¿verdad?. No; el alma de Moguer es el pan. Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro como el migajón, y dorado en torno -¡oh sol moreno!- como la blanda corteza.
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