Descripción
¿Te imaginas unas botas que te hagan soñar y te ayuden a vivir experiencias fantásticas? Carlos, el protagonista de este cuento, tiene muchos secretos que contarte, y unas mágicas botas que compartir, porque ¿es posible vivir sin soñar?
Biografía del Autor :
Karlos Linazasoro nació en Tolosa en 1962, de donde es bibliotecario desde 1987, después de finalizar sus estudios de Filología en la Universidad de Deusto.
Se trata de un autor muy prolífico que ha cultivado varios géneros (narrativa, poesía, literatura infantil, teatro, aforística…) y que cuenta con el aprecio de la crítica, sobre todo en su faceta como poeta y narrador. Pero la poesía y la narrativa de Linazasoro, a pesar de surgir de la misma persona, son dos grandes cauces cuyos caminos discurren bien separados en cuanto a temas, referencias o modos de expresión. Las narraciones breves del escritor tolosarra a menudo explotan la vena absurda, muestran una visión desengañada del mundo, cargada de humor y (auto)ironía, donde no falta la violencia, la muerte, la crueldad y la irracionalidad. El Linazasoro narrador tiende hacia el humor y la ironía como bálsamo de las situaciones crueles de la vida. En cambio, muy distinto es el lenguaje literario del Linazasoro poeta, así como sus temas y sus reflexiones sobre la vida y la muerte. Alejándose del absurdo, del humor, del esperpento, la esencia de su poesía destila una alabanza al amor, como único medio, única salvación, para enfrentarse a la muerte.
En palabras del propio autor, es comprensible la sorpresa del lector al percatarse de las diferencias con que afronta ambos géneros, «porque muchas veces ni a mí mismo me parece que mis cuentos y mis poemas estén escritos por la misma persona». No obstante, Linazasoro ve su obra poética y su narrativa como complementarias: «son muy diferentes en tono y escritura y en vocación y en todo lo que se quiera, y por eso mismo precisamente son complementarias.» (Volgako Batelariak, 2006). De todos modos, ya sea poesía, ya relato, en la base de su obra subyace la angustia ante la muerte, el paso del tiempo y los sinsentidos de la vida.
Linazasoro ha cultivado ambos géneros simultáneamente, y en ambos se estrenó en el mismo año. De 1991 son el volumen de relatos Eldarnioak (Erein) y el poemario Udazkeneko karabana erratua (Elkar). En su primer libros de poemas, Linazasoro ya adelanta los que serán los elementos que mantendrá a lo largo de sus próximos libros: la muerte y la soledad como principales hilos temáticos, el tiempo mítico de la naturaleza como contexto temporal de los poemas y el contexto natural y el paisajes como enraizamiento del yo poético, entendido siempre como modo de profundizar y abrigar la soledad y situación interior de dicho yo poético.
En este primer libro de poemas, el yo poético del autor se expresa desde la soledad y la incomunicación casi absoluta. Pero, tal como señala Koldo Izagirre, «la poesía de Karlos Linazasoro es un proceso de ruptura de la incomunicación, y por eso, a pesar de lo huraño, es fieramente humana.» (Izagirre, 2002). Así es como en su siguiente libro, considerado de transición, Apunte eta ahanzturak (Kutxa Fundazioa 1993), con el que obtuvo el premio de poesía Ciudad de Irún, el yo aislado se aproxima al tú, y rompe con la soledad. Este abrirse hacia el amor y la comunicación es más explícito en su siguiente poemario, Euriaren eskuak (Alberdania, 1995). Motores primordiales de estos poemas son la muerte y el paso del tiempo, pero para conjurarlos, Linazasoro compone una suerte de plegarias, que subliman el amor como único causa que puede oponerse al tiempo. Rítmicamente, Linazasoro emplea versos más breves, y su poesía se vuelve más densa.
En 2001, autoeditó un poemario, titulado Eguzkia ateri, abriendo una brecha que posteriormente será fructífera en su poesía: la de los haikus. Tras esta edición especial, profusamente ilustrada, llegó Inoiz izan ez garenotan (Erein), un año más tarde, en donde cultivó una poesía de más vuelo, con el amor como tema casi exclusivo. El desengaño de los primeros libros se atenúa y el poeta concede al amor la capacidad de capturar una especie de eternidad.
El tiempo, el amor y la muerte, temas constantes en Linazasoro, vuelven a aparecer en Denbora aleak (Pamiela, 2005); en la que, no obstante, las reflexiones sobre el tiempo superan a los otros temas. El poemario Etxe hutsean, cuatro años más tarde, responde a un momento concreto de la vida del autor: es un poemario escrito tras la muerte de sus padres, cuyo tema casi exclusivo es la muerte. El poeta vuelve a la casa paterna, tras la muerte de sus progenitores, y, además de reflexionar sobre la muerte, le acometen recuerdos, en los que casi recupera la mirada del niño y, en cierta medida, incluso la infancia. En este libro especial, Linazasoro utiliza haikus y diversos metros poéticos (sonetos, romances). Sin embargo, su siguiente poemario está completamente formado por haikus, por composiciones de diecisiete sílabas, como desde el título declara: Hamazazpikotan (Elkar, 2010); libro que recopila en métrica menor reflexiones sobre el amor y la existencia. Linazasoro vuelve a cantar al amor en el libro que publicará ese mismo año, Gaur orain da betiko.
En el cruce entre poesía y ensayo, Linazasoro estos últimos años viene publicando libros de aforismos: Isiltasunaren adabakiak (Pamiela, 2004), Beti eder dena (Erein, 2006) y Esan gabe doaz (Utriusque Vasconiae, 2009). Apuntes de imágenes poéticas, citas de diversos autores, pensamientos sobre la literatura, reflexiones metafísicas… variada es la temática de sus aforismos. Aparte de aforismos en euskera, también ha recogido algunos en castellano: Lo que no está escrito (Eclipsados, 2010).
Pero, tal como ya se ha dicho, junto con la poesía, en la obra de Linazasoro las narraciones constituyen un segundo bloque importante. Se puede decir que en narrativa ha publicado dos tipos de libros: los de relatos, por una parte, y las novelas breves híbridas, por otra parte. Eldarnioak sería un libro de relatos, de 1991, el primero que publicó; desde el propio título (Delirios), el autor anuncia el tono de los mismos: muchos de sus cuentos consisten en delirios febriles, ensueños, alucinaciones. Los cuentos de Linazasoro se sitúan lejos del realismo, en un territorio de fantasía, en un mundo onírico y surrealista que bebe del absurdo. Sus situaciones grotescas, sus finales sorprendentes, sus piezas que tienden hacia lo lírico le deben mucho a Kafka
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